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Eyaculación precoz

Eyaculación precoz

La eyaculación precoz es uno de los trastornos sexuales masculinos más difíciles de definir; para simplificar, podemos hablar de eyaculación precoz cuando existe una dificultad estable y persistente en el control voluntario de la eyaculación, de modo que ésta se produce tras una estimulación mínima y antes de que el sujeto lo desee, a menudo antes de que la pareja haya alcanzado el orgasmo.

Es difícil, y en definitiva poco útil, definir en minutos cuál es la duración “normal” de la relación desde la penetración hasta la eyaculación, porque es extremadamente variable de una pareja a otra; para los amantes de los números, un estudio reciente ha demostrado que hay parejas en las que este tiempo es de poco más de un minuto (sin que se experimente como un problema) y otras en las que se llega a pasar de los 30 minutos, mientras que la mediana de tiempo estaba en torno a los 5-6 minutos. Al margen de los casos extremos en los que la eyaculación se produce incluso antes de la penetración o unos segundos después, es fundamental en el encuadre del problema establecer si los tiempos de eyaculación en esa pareja concreta disminuyen la calidad del coito y la satisfacción de uno o ambos miembros.

Una cierta precocidad eyaculatoria puede ser una característica propia de las primeras relaciones en varones jóvenes, y suele remitir con la experiencia

Otras veces, especialmente si el problema no se aborda correctamente con la ayuda de un andrólogo, la situación puede estabilizarse y durar años o incluso toda la vida. En otros sujetos la eyaculación precoz puede aparecer más tarde, después de muchos años de relaciones completamente normales y satisfactorias; en estos casos (la llamada eyaculación precoz “secundaria”), el origen del problema suele encontrarse en la pérdida de confianza, a nivel consciente o inconsciente, en la propia capacidad de mantener una erección durante toda la relación sexual. Más raramente, la eyaculación precoz está causada por anomalías anatómicas como la cortedad del frenillo del pene o patologías inflamatorias de la próstata; también en estas situaciones el papel del andrólogo es fundamental, ya que un diagnóstico correcto permite resolver el problema de forma brillante con una simple terapia farmacológica o una pequeña intervención.

El tratamiento de la eyaculación precoz suele fundamentarse en diferentes estrategias, combinadas entre sí según las características de cada paciente.

En primer lugar, el llamado “counseling”, término inglés de difícil traducción al italiano, que indica toda aquella actividad de apoyo realizada por el especialista para desarrollar en el propio paciente aquellas facultades útiles para reconducir la relación al contexto normal. Es fundamental tener en cuenta que la eyaculación precoz es ante todo un problema de pareja, por lo que es muy útil que ambos miembros de la pareja participen en la definición del camino terapéutico.

A menudo se le enseña a la pareja sobre “terapia conductual”, que consiste en una serie de ejercicios progresivos a realizar para mejorar el control de la eyaculación

En los casos más difíciles también puede ser útil recurrir al apoyo psico-sexual, y es importante que el andrólogo pueda trabajar en equipo con otras instancias profesionales que puedan intervenir.

En el pasado, se ha hecho un amplio uso de las llamadas cremas y preservativos “retardantes”, a base de sustancias anestésicas que reducen la intensidad de las sensaciones a nivel del glande;

La mayor limitación de estas terapias es que es difícil dosificar correctamente la acción anestésica, y a menudo el alargamiento de los tiempos eyaculatorios se paga en términos de pérdida de placer o incluso de disminución de la validez de la erección.

Hasta hace unos años no existían medicamentos orales “específicos” para la eyaculación precoz

Se utilizaban fármacos diseñados para otras patologías que, si se tomaban de forma continuada a largo plazo, podían provocar un cierto alargamiento de los tiempos de eyaculación, a veces a costa de algunos molestos efectos secundarios. Hoy en día, sin embargo, se cuenta con un fármaco específico, Priligy, que puede tomarse a medida que se necesite antes de las relaciones sexuales, sin necesidad de realizar terapias continuas; este fármaco ha demostrado ser un remedio seguro y eficaz en las pruebas preclínicas, especialmente en los casos más graves de eyaculación precoz. El principal problema de la terapia farmacológica es que su eficacia se limita a las horas posteriores a la ingesta del comprimido, por lo que esta terapia por sí sola no resuelve el problema de forma definitiva

En conclusión, no existe una terapia única para todos:

Para “curarse” es imperativo combinar diversos tratamientos para lograr una estrategia adaptada a las circunstancias específicas de los pacientes. Contar con un andrólogo experimentado es, por tanto, de fundamental importancia para resolver un problema que, si no se aborda adecuadamente, puede conducir con el tiempo a una progresiva pérdida de calidad sexual, a una disminución de la seguridad y la autoestima, y finalmente un deterioro de tu relación de pareja o dificultades para iniciar una nueva.

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  • Priligy

    También conocido como Dapoxetina, Priligy parece funcionar como una especie de antidepresivo en el sentido de que está diseñado para actuar como un ISRS cuando se toma. Priligy se utiliza para tratar los síntomas de la eyaculación precoz en los hombres, y se conoce bajo su nombre genético como Dapoxetina. Priligy actúa sobre el Sistema Nervioso Simpático, que es el sistema de nuestro cuerpo que se encarga de enviar mensajes de nervio a nervio. La serotonina es la sustancia que los nervios utilizan para enviar los mensajes entre sí.
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